Go directly to content

Descubre el Compromiso de Stolt Sea Farm con la Cría Responsable de Rodaballo

junio 5, 2025

La certificación no es un fin, es una herramienta que permite poner el foco en cómo hacer las cosas bien y que la casa esté ordenada”. Rubén Faraldo, Stolt Sea Farm

Así de claro lo tiene Rubén Faraldo, director de la División de Peces de Stolt Sea Farm, la empresa que acaba de recibir la certificación de toda su producción de rodaballo según los criterios más exigentes de ASC. En total son nueve granjas en tres países, una en Noruega y el resto en la costa del Atlántico norte de España y Portugal.

Las aguas del norte de la península tienen unas condiciones de calidad y de temperatura óptimas para la cría de rodaballo. Por eso la industria del rodaballo desembarcó ya en los años ochenta del siglo pasado en Galicia, donde la empresa de origen noruego Stolt Sea Farm sigue desarrollando un trabajo “con una gran robustez”, como apunta Faraldo. Tanto que conviven con la primera reserva marina gallega, la de Lira – Carnota, declarada en 2007, décadas después del establecimiento de Stolt en la zona.

La relación con las cofradías de pescadores es muy positiva y nos apoyamos mutuamente, siempre que surge la oportunidad. Esto también refuerza el mensaje de que la pesca y la acuicultura son actividades complementarias y muy importantes para ofrecer proteína de alta calidad nutricional a los consumidores” explica Carlos Tavares, responsable de Sostenibilidad de la empresa.

Una relación que se extiende a todos los territorios donde están presentes: “ponemos todo nuestro empeño en mantener una relación de colaboración con los vecinos y con el objeto de construir futuro de forma conjunta.

Un día en la granja de rodaballo de Stolt Sea Farm

Rubén Faraldo es claro a este respecto: “La prioridad, en todo momento, es asegurar que el bienestar de los animales es el adecuado, por ellos y por la calidad de producto que queremos ofrecer.

Para ello, contamos con unos equipos profesionales y comprometidos para cuidar todos los elementos que componen el ciclo de vida del rodaballo: desde la elección genética de los mejores reproductores hasta la calidad del agua y la alimentación correcta de los alevines, sin olvidar la prevención de enfermedades. Un rodaballo puede pasar hasta tres años en la granja, con lo que su bienestar es una inversión y una obligación.

La parte de cría de los alevines está muy tecnificada. Las larvas nacen con un nivel de desarrollo muy básico y cualquier elemento supone una amenaza”, insiste Faraldo. Para favorecer el bienestar de los alevines en esta primera fase, en las propias instalaciones de Stolt Sea Farm se cultivan microalgas porque “las larvas se encuentran más relajadas en ese entorno de microalgas y ven mejor las presas de zooplancton que les sirven de alimento”.

El nivel de exigencia es altísimo, todos los parámetros deben ser los adecuados para tener éxito en la cría.

Acuicultura con base científica

La acuicultura responsable es la respuesta para alimentar con calidad a una población creciente, sin rebasar los límites del planeta y respetando el bienestar de las personas y de los animales. Por eso no se puede hablar de acuicultura sin hablar de ciencia, pero tampoco sin hacerlo de innovación.

En Stolt Sea Farm tienen un amplio historial de colaboración con diversas universidades y centros tecnológicos en el desarrollo de proyectos de innovación que abarcan mejoras productivas en todas las fases del cultivo, investigaciones punteras en el marco de la genética productiva, prevención de enfermedades con desarrollo de nuevas formulaciones vacunales, el desarrollo de fórmulas de alimento más sostenibles y el fomento del bienestar de las especies durante su cultivo. Las colaboraciones abarcan no sólo al ecosistema de universidades gallegas, sino también universidades y centros de investigación en Portugal, Francia, Noruega y Dinamarca.

Necesitamos seguir trabajando con universidades y centros de investigación para conocer, avanzar y acabar con lagunas científicas. La base en el proceso de la cría es la ciencia.

Una elección nutritiva y de futuro

Por si apostar por la alimentación del futuro no fuera suficientes para elegir un rodaballo de Stolt Sea Farm con certificación ASC, hay aún más motivos: “Aparte de delicioso, nuestro rodaballo es muy nutritivo, rico en proteínas, fuente de fósforo y especialmente rico en vitamina B12. Posee una consistencia firme, un color blanco que resulta atractivo en plato en las diferentes preparaciones y lo dota de gran versatilidad. Y, además, el jurado del International Taste Institute (ITI) calificó nuestro rodaballo fresco y congelado como excepcional”, concluye Manuela Gómez, responsable de Marketing y Desarrollo de Negocio.

La certificación ASC como herramienta, no como fin

Todo este compromiso ha sido reconocido por los auditores independientes, que confirman que las nueve granjas de rodaballo, toda su producción, pueden recibir el sello de la acuicultura responsables más exigente, el sello ASC. “La certificación no es un fin, es una herramienta que permite poner el foco en cómo hacer las cosas bien y que la casa esté ordenada”, señala Faraldo.

Para Tavares, supone un refuerzo para su mensaje de que su producto cuenta con una crianza responsable, respetuosa con el medio ambiente y con las comunidades locales.

Nos ayuda a comunicar y validar de forma independiente todo el esfuerzo que hacemos en este sentido”, concluye.

 

Confidental Infomation